domingo, 30 de octubre de 2011

Cristina prepara los cambios en su gabinete para diciembre

Una de las principales modificaciones sería en la Secretaría de Comercio: en lugar de Moreno, iría un economista de La Cámpora. También se harán en Economía, Trabajo y Agricultura.




El nuevo gabinete económico de la reelecta presidenta Cristina Fernández profundizará el intervencionismo estatal y tendrá en Guillermo Moreno a una de sus estrellas rutilantes, mientras que el vicepresidente electo, Amado Boudou, pugna por dejar a un hombre de su confianza al frente del Palacio de Hacienda.
A tres cuadras de allí, la titular del Banco Central, Mercedes Mechita Marcó del Pont, sigue los movimientos con atención y sabe que, si la audaz jugada para contener la compra de dólares le sale bien, su destino podría ser el Ministerio de Economía, cargo con el que soñó desde que se convirtió en la mejor discípula del titular de FIDE, Héctor Valle, tal vez uno de los economistas más heterodoxos de la Argentina.
Cualquiera sean los nombres de quienes ejecutarán la política económica, el rumbo quedó claro tras el resultado de las primarias, que prácticamente definieron lo que se confirmó el pasado domingo 23: mayor intervencionismo estatal en la economía y un manejo cada vez más centralizado y con puño de hierro de la caja de recursos fiscales.
La primera señal clara para el mundo empresarial es que Moreno seguirá en el Gobierno, aunque ya no como secretario de Comercio Interior.
En la semana, el funcionario fue convocado a Olivos y allí la Presidenta le lanzó la frase que esperaba oír. “Deje de decir que se va”, le dijo, entre firme y risueña.
La jefa de Estado ya había leído que Moreno venía transmitiendo a sus interlocutores de “la escuelita”, como llamaba a las reuniones que todos los viernes mantenía con algunos empresarios para mantener a raya los precios, que se iba del cargo.
“Ésta es la última reunión. Recibirán instrucciones de la nueva cadena de mandos”, les había dicho con tono marcial a sus interlocutores el secretario de Comercio Interior.
Moreno no tuvo más pistas sobre su futuro, pero sueña con ocupar un alto cargo en algún banco público, como el BICE o el Nación, para convertirlo en una entidad dedicada al desarrollo, una especie de mini-BNDES de Brasil.
En su remplazo en Comercio Interior, el que más suena es Iván Heyn, economista estrella de La Cámpora, la agrupación creada por Máximo Kirchner, que logró colocar siete diputados nacionales, 15 legisladores provinciales y 17 concejales, que asumirán el 10 de diciembre próximo.
Para Economía parece haberse desatado una pelea subterránea que deberá ser dirimida por Cristina: suena Marcó del Pont, pero Boudou preferiría dejar como remplazo al secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino. Y tal vez la Presidenta termine avalando ese deseo, ya que su vice electo es uno de los hombres a los que más respeta y aprecia.
La otra novedad podría ser el desdoblamiento de Planificación Federal para aliviar la tarea de un desgastado Julio De Vido, pero también para premiar la labor del secretario de Coordinación, Roberto Baratta, un eficaz funcionario apreciado por Cristina que ocuparía el futuro Ministerio de Servicios Públicos.
Otro ministerio que cambiaría de nombre sería el de Trabajo, ya que Carlos Tomada tiene destino de embajador en Chile en remplazo de Ginés González García, y su vice, Noemí Rial, quedaría al mando de la cartera laboral.
En cambio, en Industria no habría cambios, ya que Débora Giorgi tiene línea directa con la Presidenta y si ésta decide modificaciones, sería para darle un ascenso.
La jefa de Industria, hiperactiva, aspira a tener su oportunidad al frente del Palacio de Hacienda, pero hay dudas sobre si ya habrá llegado su hora.
Sí se esperan cambios en Aerolíneas Argentinas, tal vez una de las estatizaciones más controversiales del kirchnerismo.
Su presidente, Mariano Recalde, sería remplazado a partir del 10 de diciembre y se encararían cambios en la aerolínea de bandera para disminuir el déficit y mejorar un servicio cada vez más deteriorado.
En Agricultura, Julián Domínguez debería partir para presidir la Cámara de Diputados, aunque en las últimas horas comenzaron a sonar especulaciones de que Cristina podría pedirle que se quede al menos seis meses más porque está muy satisfecha con la forma en que empezó a recomponer la relación con el campo.
Si finalmente asume como diputado, Domínguez también pretende dejar un delfín: su segundo, Lorenzo Basso, o el subsecretario de Agricultura, Oscar Solís, dos hombres de su confianza.

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