En un mensaje que duró 70 minutos, la presidente abordó varios aspectos sobre su gestión. En el final, le envió un mensaje a los gremialistas, a quien les pidió responsabilidad. "Para los que reivindican a Perón y nos critican a nosotros, en la Constitución de 1949 no había derecho a huelga", recordó.
Tras aludir al pasado conflicto docente y petrolero en la provincia de Santa Cruz y señalar que esos sectores son los de mayores ingresos del país, aseguró que su Gobierno respetará las medidas gremiales pero no las extorsiones.
"El derecho de huelga, que es un derecho que asiste a todos los trabajadores por imperio de la Constitución reformada. Hay derecho de huelga, pero no de chantaje ni de extorsión", insistió Kirchner.
Sin embargo, la intervención estuvo destinada, principalmente, a repasar los logros de los primeros ocho años de gestión kirchnerista -desde 2003, cuando su difunto esposo Néstor Kirchner asumió como mandatario- y a asentar las bases de la política económica del próximo período.
En ese sentido, insinuó que las negociaciones con los acreedores de la deuda argentina, a quien nombró como "fondos buitres", se realizarán priorizando los intereses nacionales y sin comprometer el crecimiento del país. Además, destacó la reducción del porcentaje de PBI que representa la deuda soberana en contraposición a lo que ocurre en Europa.
"Que se den por notificados: yo no soy la presidenta de las corporaciones sino de los 40 millones de argentinos", afirmó Kirchner y agregó: "Cuidemos lo que logramos en estos años. No me quejo de los que ganan dinero, sino que les pido la contribución de seguir colaborando con un modelo virtuoso de economía".
Otro tramo del discurso de Cristina Kirchner se concentró en la importancia de las relaciones regionales para la consolidación del crecimiento industrial, de las exportaciones y del turismo.
"Sin la ayuda del resto de los argentinos, una presidenta sola o un grupo de hombres o mujeres solos tampoco pueden", concluyó con los ojos empañados en lágrimas, mientras ministros, funcionarios y legisladores oficialistas la aplaudían.
A las 11:42, la reelecta mandataria partió en helicóptero desde la residencia presidencial de Olivos rumbo al helipuerto de Casa Rosada, donde descendió a las 11:50, para trasladarse en auto hacia el Congreso de la Nación. Vestida de negro para respetar el riguroso luto que lleva desde octubre del año pasado, estaba acompañada por sus hijos Florencia y Máximo, y de su nuera.
A las 12, Cristina Kirchner llegó al Congreso, donde el nuevo vicepresidente Amado Boudou la esperaba en la explanada central del edificio. Juntos ingresaron por las escalinatas hacia el Salón de los Pasos Perdidos. De allí, y tras firmar libros protocolares, se dirigieron hacia el recinto donde los esperaban la totalidad de las dos cámaras legislativas, gobernadores, ministros y jefes de Estado y delegaciones extranjeras.
Primero asumió Boudou, quien juró "por Dios, la Patria y los Santos Evangelios", para luego dar lugar a la toma de poder de Cristina Kirchner. "Si así no lo hiciere, que Dios, la Patria y él me lo demanden", prometió, en memoria de su difunto marido y socio político, Néstor Kirchner, para luego recibir la banda presidencial de manos de su hija.
Tras la jura, la mandataria recorrió en auto el camino desde el Congreso hacia la sede de Gobierno y saludó a las miles de personas que durante ese recorrido la vitoreaban.
En la Casa Rosada recibió a los presidentes, cancilleres y delegaciones extranjeras que acudieron a su investidura. Los encuentros más afectuosos fueron con la brasileña Dilma Rousseff, el uruguayo José Mujica y el boliviano Evo Morales.
También se encontraban presentes los jefes de Estado chileno, Sebastián Piñera, y hondureño, Porfirio Lobo.
En representación de los mandatarios de Colombia, Juan Manuel Santos; de Venezuela, Hugo Chávez; de Perú, Ollanta Humala; y de México, Felipe Calderón, participaron de la ceremonia los respectivos ministros de Relaciones Exteriores.
La presidente, nacida en La Plata hace 58 años y de profesión abogada, consiguió la reelección el 23 de octubre pasado. Ese día la propuesta del Frente para la Victoria logró el 54% de los votos, con unos 12 millones de sufragios. Cuatro años antes había ganado con el 45% del apoyo popular.
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