Era una “fiesta patria popular”, según planteaba la convocatoria a Plaza de Mayo para la tarde de ayer, después de la jura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su segundo mandato. Una invitación a compartir la celebración de reasunción con música de todos los géneros, en las voces de una cantidad de artistas populares –de Teresa Parodi a Ráfaga, de Chango Spasiuk a Kapanga, de Víctor Heredia a Charly García–, en una puesta que ya es uno de los signos escénicos significativos con que esta gestión de gobierno marcó todas las fechas importantes. Lo que ocurrió fue algo más que la fiesta en la Plaza y la posibilidad de comunicación con los artistas. La aparición de la Presidenta en el escenario para cantar el Himno Nacional con Charly García, saludar, bailar y dirigir unas palabras a la multitud allí reunida, tal como había hecho tras el triunfo de octubre, dotó de otra carga simbólica al acto. Fue algo así como el broche final que la Presidenta, después de todos los pasos protocolares de la asunción, eligió como marco celebratorio, en una Plaza de Mayo cargada de banderas, consignas y ganas de hablar de política. Desde temprano se había especulado con la posibilidad de que la Presidenta se sumara a esta fiesta desde el escenario, o al menos se asomara al histórico balcón a saludar a la multitud. Lo que pasadas las cuatro de la tarde fue anunciado desde el escenario por Federica Pais, una de las conductoras –”ya me autorizaron a contarlo: quédense, porque viene a saludar”– se concretó sobre las 19, después de que Cristina Fernández de Kirchner tomara juramento a los miembros de su gabinete, allí “a la vuelta”, sobre Paseo Colón. Finalmente subió Charly García y tras él CFK –en el back, el músico había sido conducido aparte por el protocolo, porque la Presidenta había pedido saludarlo especialmente–. Subió también parte del gabinete, con lugares destacados para Alicia Kirchner, Nilda Garré, Carlos Tomada, Juan Manuel Abal Medina, y flamantes diputados como Andrés Larroque. Y, en lugares especialmente cercanos, el vicepresidente Amado Boudou y su novia, Agustina Kâmpfer, Máximo Kirchner y su novia Rocío García, Florencia Kirchner y un bullanguero grupo de amigos que, en al final, lograron la foto grupal con CFK y otra con la Plaza de fondo y la bandera de La Cámpora.
“Gracias por esta Plaza llena de jóvenes y cánticos de alegría. Quiero agradecer a todos los jóvenes y a todos los movimientos sociales de la patria, que han sido verdadera vanguardia en los momentos más difíciles. A todos los trabajadores, a todos los que luchan por un país más justo e igualitario” fue lo primero que dijo la Presidenta, después de agradecer con gestos, y de bailotear frente a la gente. “Yo no soy una Presidenta de escritorio”, se definió entonces y levantó la primera ovación. “Qué maravilloso es volver a ver esta Plaza llena de banderas, consignas y cánticos. No es una cuestión menor. He estado en plazas en las que no podíamos gritar consignas. Hoy siento que cada uno de ustedes está aquí porque tiene ganas de estar: ustedes no saben el valor que tiene eso.”
En las palabras elegidas en la Plaza, la Presidenta volvió al recuerdo del ex presidente Néstor Kirchner: “Estoy segura de que él vive en cada uno de los jóvenes, de los trabajadores, estudiantes, docentes, científicos, que han vuelto a creer que la construcción colectiva de la argentina no es solo necesaria, sino que es posible”. “Parecía imposible recuperarse de tanta defección, pero somos la muestra de que el coraje, la voluntad y la convicción política son los elementos más valiosos con que puede contar una sociedad”, dijo también. “Mi compromiso como Presidenta de la Nación, con la Patria, con Dios, con él y conmigo misma, es gobernar para los 40 millones de argentinos, porque estoy convencida de que tenemos que dar vuelta la página del desencuentro y la confrontación.”
Las patas en las fuentes
Cristina también había agradecido a la multitud reunida “por hacer el aguante en un día tan caluroso”. El dato no era menor: las altas temperaturas de la jornada tuvieron mucho que ver con la fisonomía que adquirió la Plaza desde temprano. A medida que la gente iba llegando, iba también regalando fotos coloridas en la bullanguera celebración, en cierto código compartido y manifestado no sólo en las banderas de las agrupaciones, también en distintivos de producción casera. La de las patas en la fuente –o más precisamente en las fuentes de Plaza de Mayo– fue quizá la más comentada de esas fotos espontáneas que se vieron, por las evocaciones directas que convocó. En cada una de esas fuentes, grandes y chicos fueron primero arremangando pantalones para remojar tímidamente pies, y pronto tirándose directamente al agua, ganada la posibilidad de sentirse frescos por unos minutos.
Cuatro puestos sanitarios y dos puestos con agua y fruta estuvieron dispuestos en distintas esquinas para ayudar a capear el calor. También una dotación de bomberos, con la manguera lista para “hacer llover” sobre las columnas apostadas en los primeros lugares –las que llegaron más temprano como la Tupac Amaru de Jujuy, que se llevó el premio de ser mencionada en primer lugar en el paneo visual de la Presidenta–. Las remeras de Néstor y/o Cristina, las de las distintas agrupaciones, o las de la Selección Argentina, o las banderas colgadas en la espalda, todo lo que pudiera resultar identificatorio, resistió estoico en los cuerpos bañados de sudor.
En los techos, ventanas y balcones de la Casa Rosada distintas proyecciones mostraban en colores –resaltados los de las banderas de la diversidad y de los pueblos originarios– algunas palabras clave de la “fiesta patria popular”: Igualdad, libertad, patria, democracia, participación, derechos humanos. Lo que se escuchaba por los altoparlantes, leído por los presentadores, se parecía mucho a lo que tantas agrupaciones convocadas en esta tarde, y tantas otras organizaciones sociales y políticas, podrían llevar como banderas o ejes de reivindicaciones: se habló de derechos ciudadanos, de la necesidad de “más científicos investigando, más obreros trabajando, más médicos jurando”, de “igualdad en la diversidad”, de “patria justa, libre y soberana” y de la búsqueda de un país “libre de las ataduras del imperialismo”, de ampliación de ciudadanía, dignidad, pueblo, derechos humanos como pilar fundamental de la gestión de gobierno, de respeto y convivencia.
De “momento histórico” hablaron muchos de los artistas participantes, entre canción y canción. Ignacio Copani respondió a su propia canción el “¿cuándo será al revés? que plantea en la letra: “¿Saben cuándo? Cuando entre en pleno funcionamiento la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, y podamos escuchar todas las voces todas”. Teresa Parodi dedicó la canción “Celador de sueños” a Néstor Kirchner: “El fue y sigue siendo nuestro celador de sueños”, lo definió, y cantó versos propios que sonaron especiales en esta tarde: “Son nuestras las flores nuevas, no hay quién las mate. Son nuestras y están naciendo por todas partes”. La dedicatoria de Santaolalla fue directamente para Cristina, con el tema de León Gieco “No existe fuerza en el mundo”. Víctor Heredia se rindió ante la evidencia con “Todavía cantamos”: “Ustedes cántenla con la letra que quieran, yo le puse ésta”, bromeó ante las apropiaciones populares como el de “la gloriosa juventud peronista”.
Todos los géneros musicales estuvieron cubiertos con el resto de las actuaciones: Chango Spasiuk y su exquisito abordaje del litoral, el jujeño Bruno Arias, los correntinos Los Alonsitos, Fena, Iván Noble, Kapanga, La Mancha de Rolando, el grupo percusivo Choque Urbano, Nonpalidece y Ráfaga, entre otros. Fito Páez hizo llegar un video que grabó junto a Carlos Vives, entonando juntos “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. La de Charly García, una de las actuaciones más esperadas y también más breves: sólo mostró su versión del Himno Nacional, eso sí, acompañado por el coro de la Presidenta y sus ministros en escena. Los gacebos dispuestos a modo de camarines en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos (allí mismo, se recordó, fue velado el ex presidente Néstor Kirchner) fueron otro escenario para el back, en un incesante ir y venir de figuras.
Todo duró hasta pasadas las 22, con un show de luces y fuegos artificiales que marcó el final de fiesta.
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