lunes, 7 de noviembre de 2011

La Presidenta confía en el respaldo de Obama

Dentro del gobierno de Cristina Kirchner se respiró ayer un clima de euforia tras la reunión con su par de los Estados Unidos, Barack Obama. El balance principal del encuentro, al menos deslizado en la Casa Rosada, consistió en que el mandatario norteamericano respaldaría a la Presidenta para negociar un acuerdo de pago de la deuda que la Argentina tiene con elClub de París por US$ 8900 millones.
Cristina Kirchner manifestó ante Obama la voluntad de la Argentina de honrar todos los compromisos financieros que hasta el momento incumplió el país. Estos son las deudas con el Club de París, con empresas norteamericanas que ganaron juicios ante el Ciadi y con los bonistas de los Estados Unidos.
"Obama le dijo que la va ayudar en el Club de París", dijo un funcionario entre sus allegados, según pudo saber LA NACION. Se reflotaron así las esperanzas de poder destrabar, luego de cumplir con esos países acreedores, el financiamiento internacional en los mercados para nuestro país.
"En no más de 40 días debería haber un resultado del Club de París", comentó a LA NACION un allegado directo al entorno presidencial.
En fuentes cercanas a la Presidenta aseguran que, si ello prospera, el ministro de Economía, Amado Boudou, contemplaría la posibilidad de gestionar una emisión de deuda en los mercados de capitales internacionales en caso de necesidad de financiamiento para afrontar la crisis económica internacional o cualquier complicación económica.
Sólo lo haría, asegura, si las condiciones de tasas y aceptabilidad son beneficiosas.
La Presidenta estaría de acuerdo con esta política. Sin embargo, el ala "progresista" del Gobierno sólo aceptaría tomar créditos comerciales para prefinanciar exportaciones o inversiones productivas.
Aquel acuerdo serviría para recibir inversiones de EE. UU. , Alemania o Japón. Esa llegada de capitales está trabada desde hace años por este conflicto, aun cuando esos países buscan nuevos mercados emergentes para expandir sus negocios.
En la reunión con Obama, además de la Presidenta estaban el canciller, Héctor Timerman; el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino (candidato de Boudou para sucederlo como ministro de Economía), el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, y la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona.
Para recomponer la relación bilateral, el asunto que más avanzó fue el compromiso argentino para cumplir con las deudas con las empresas Azurix y Blueridge, que le ganaron a la Argentina juicios ante el Ciadi, tribunal arbitral del Banco Mundial, por rescisiones de contratos.
Entre ambas, la deuda con intereses ronda los 300 millones de dólares. Cristina Kirchner pidió seguir el procedimiento judicial argentino, a lo que aquellas se resisten.
El conflicto con los bonistas está más trabado. Pero se negocia entre ambos gobiernos: la Argentina ofrece pagarles con las condiciones del último canje de abril de 2010. No hay acuerdo, pero se reanudaron las conversaciones.
El Gobierno pide, además, que el FMI acepte la nueva medición de inflación del Indec que se pondrá en vigor en diciembre de 2012, con recomendaciones del Fondo. Así el país cumpliría con el artículo 4° de la carta orgánica del FMI, que obliga a los países miembros a someterse a una auditoría del organismo. Con ello, el FMI avalaría la negociación de pago con el Club de París en plazos y condiciones razonables.
La Presidenta aspira a que la Argentina revierta el voto negativo de EE. UU. para recibir préstamos del BID y del Banco Mundial.

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